Esperanza Aguirre y Leire Pajín, reinas de la noche
La entrega de premios Yo Dona fue la fiesta de las políticas, de Esperanza Aguirre, de Botella, de Pajín y, en menor medida, de González Sinde, que no consiguió captar la atención. Ni de la ciudadanía que arengaba y aplaudía a sus colegas ni al resto de invitados que llegaban al invernadero de la Arganzuela (en zona Psoe), convocados por la directora del suplemento Charo Izquierdo.
"Ella se esfuerza” decían, pero esto nunca ha sido lo suyo. Tampoco cuando era sólo directora de cine y no compatibilizaba las ideas para nuevas películas con su cartera ministerial, como ahora.
En este tipo de reuniones sociales, aunque sean de carácter solidario, no encaja. En cambio, las otras, de diferente estatus y color ideológico, llegaron a eclipsar a Kate Winslet, premiada a la mejor labor Humanitaria por su ayuda a los niños autistas junto con la científica María Blasco por sus investigaciones en el mundo de la biología.
La señorita Titanic, como la bautizaron esa noche, no estuvo simpática y pasaría desapercibida en cualquier reunión social sino fuera porque la acompañaban tres mocetones de cuatro por cuatro cada uno en altura y en canal. Unos muchachotes que tampoco hablaban y que dejaron boquiabierta a Concha Velasco, cada vez más estupenda y más feliz con su vida interior y exterior. Desde que alejó sus demonios de los últimos años parece otra y no le importa reconocer que “lo pasé mal. Muy mal”. Recién llegada de su refugio de Menorca, lugar al que acude todos los veranos desde hace ya treinta años, y que sólo falló tras su divorcio de Marsó “porque me traía unos recuerdos muy dolorosos”.
Esta vez, y como ha hecho desde que perdonó todo lo que tenía que perdonar a Paco, se ha ido con sus hijos y el nieto “que me tiene con la cabeza trastornada. Es listo, simpático y me maneja como quiere”.
Concha viajará la semana que viene a Barcelona, donde empieza los ensayos de la obra Yo lo que quiero ser es artista, una especie de revival de su vida en clave musical. Cantará, bailará, declamará y lo que se tercie. Lo contaba mientras Anne Igartiburu no se molestaba porque la preguntara sobre su novio.
En esta VI edición de los premios Yo Dona, ya convertidos en un clásico, el famoseo por metro cuadrado era espectacular. Desde Carmen Lomana, que ya ha ajustado cuentas con su ex, hasta Ana García Siñeriz pasando por Carmen Posadas, la espectacular Isabel gallego, mano derecha de la presidenta Aguirre, Paloma Lago, Juanjo Oliva, la familia Segrelles al completo, Manuel Soriano, Maria Rosa Olona, Marta Robles, Amaya Arzuaga, Carla Royo, un encantador Joaquín Cortés, Olfo Bosé, Juncal Rivero, Finito y Arancha, el maestro de la decoración Ramiro Jofre, Luis García, Jacob Bedaham, Pedro y Begoña Trapote, Lola Marceli, Nuria Roca, Genoveva Casanova; Marina Castaño, que estuvo acompañada de su amigo médico, un señor encantador que da conversación y no se esconde, y así hasta cuatrocientos que disfrutaron de la primera noche del verano.
Llamó la atención Patricia Rato con el mejor estilismo de la noche a base de una camisa de seda y una elegantísima falda firmada por Ladrón de Guevara. Apareció sola, tranquila, sin el nerviosismo de otras veces y habló de su actual estado, “que es el de la serenidad”. Negó que tuviera novio “ni en Talavera ni en la Conchinchina” y comentó que aun no tiene organizado el verano. Está contenta porque su hija mayor ha vuelto a mantener relación con su padre, rota a raíz de la separación de sus progenitores.
Esta vez, todos los convocados iban arreglados, limpios y oliendo bien, sobre todos los chicos, que tienden en algunas ocasiones, como ocurre en la entrega de los Goya, a ir aparentemente sin ducharse.
Y si las mujeres llamaron la atención por sus estilismos, habría que destacar a los hombres, que esa noche mejor lucieron el smoking. Podría ser el titular de una novela y los protagonistas serían: los periodistas Álvaro Rivas y Juan del Val (marido de Nuria Roca), Jaime Cantizano, Carlos Lavanda, mánager de Bertín Osborne, Antonio Fernández Galiano, Juanjo Puigcorbé, Luis García Fraile... Todo estos al margen de los guapos oficiales que, como lo son se pongan lo que se pongan, no resultan llamativos y, por lo tanto, tampoco destacable. Por cierto, el bello y profesional Cantizano seguirá al frente de DEC otra temporada . Y ya son nueve años lidiando con entrevistas y entrevistados complicados. Un trabajo que compaginará con el que será el programa estrella de Antena 3.
No hay comentarios:
Publicar un comentario