martes, 3 de mayo de 2011

Política y degradación moral

Política y degradación moral

Es muy difícil escribir algo que pueda parecer, siquiera remotamente, que defiende a Bin Laden. En realidad lo que pretendo defender es un maltrecho estado de derecho y una legalidad internacional que están siendo barridos por una degradación moral de la política sin parangón. Ante la alegría general, a derecha e izquierda, de la operación norteamericana para asesinar a Bin Laden, sólo tengo que decir que en realidad es un día triste. La muerte de Bin Laden es una ejecución ilegal y extrajudicial. No soy tan ingenua como para pensar que antes no se hacían estas cosas, pero el hecho de que se trataran de ocultar marca una diferencia importante. En ese ocultar estaba el reconocimiento implícito de la superioridad moral y de la legitimidad que se otorgaba al estado de derecho.  El hecho de esta vez ni siquiera se haya tratado de ocultar muestra que se han caído todas las barreras morales.

Me parece muy preocupante para la calidad moral de la democracia que los gobiernos occidentales, incluido el PSOE, hayan corrido a felicitar a EEUU en nombre de la justicia. ¿Justicia? ¿La justicia en democracia no la imparten en exclusiva los tribunales? La justicia en democracia se sustancia en un juicio, y no en la actuación del ejército. Eso es propio de dictaduras. En realidad, si lo pienso un poco me doy cuenta de que en todo caso era imposible que Bin Laden hubiese tenido un juicio, no ya justo, sino siquiera un juicio. Guantánamo ha cumplido su misión: nos ha dejado sin capacidad para el escándalo. ¿Será por eso que no lo cierran? ¿No será esa, en realidad, la única razón por la que mantienen a seres humanos, algunos inocentes, en esa situación y a la vista de todo el mundo?

Para comprobar lo que hemos retrocedido moralmente en los últimos 50 años sólo hay que ver que a los acusados de los peores crímenes contra la humanidad, a los cabecillas del ejército nazi, se les detuvo, se les juzgó y se les condenó. El juicio de Nüremberg tuvo mucha importancia porque no sólo condenó a los culpables del genocidio nazi, sino que quiso también y consiguió marcar la diferencia moral entre democracia y estado de derecho y dictadura. Eso ahora hubiese sido impensable. Esta ejecución, y sobre todo su consiguiente alegría por parte de quienes se llaman de izquierdas, es lo contrario. Es la victoria de las fuerzas que quieren que también el estado de derecho, la democracia y las leyes dejen de estar en manos de la ciudadanía. Es la demostración de que las leyes también las hacen ellos.

http://www.confluencias.es/blog/2011/05/03/politica-y-degradacion-moral/

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