¿Qué es el Corán? ¿Cómo puede ser definido?
El Corán es la Palabra de Dios y por lo tanto eterna e increada. Pero, como libro trasmitido por el Arcángel Gabriel y compuesto por letras y palabras, recitadas, tocadas y escuchadas, no es eterno
En opinión de la mayoría de los eruditos, la palabra qur‘an, es un modo infinitivo del verbo QaRaA, que significa «leer» o «recitar». Por lo tanto, literalmente significa algo recitado añadiendo letras y palabras recíprocamente.
El verbo QaRaA posee otro modo infinitivo, qar‘u, que significa «reunir». Por lo tanto, ciertos estudiosos opinan a su vez que qur’an significa «lo que reúne». Ha sido narrado por ‘Abdullah ibn ‘Abbas que la palabra qur’an en el versículo En verdad nos incumbe a Nosotros reunirlo (en tu corazón) y permitirte recitarlo (de memoria) (75:17), significa reunirlo y establecerlo en el corazón. Por ello, algunos afirman que ya que el Corán reúne y contiene en sí mismo el «fruto» de las anteriores Escrituras y todo el conocimiento, es nombrado por lo tanto como Qur’an (Corán).
Otros eruditos afirman que la palabra qur’an no deriva de ninguna otra. Es el nombre propio concedido al Libro que Dios, ensalzada sea Su Majestad, envió a Su Último Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él. Imam Shafi’i sostiene dicha opinión (Abu’l-Baqa, 287; Raghib al-Isfahani 402; as-Salih [traducido], 15-18).
El Corán es la Palabra de Dios y por lo tanto eterna e increada. Pero, como libro que fue trasmitido al Profeta por el Arcángel Gabriel y compuesto por letras y palabras, recitadas, tocadas y escuchadas, no es eterno (Çetin, 30-32).
La definición general del Corán es la siguiente:
El Corán describe algunas de sus características del modo siguiente:
El Corán posee otros títulos, cada uno de los cuales lo describe en uno u otro de sus aspectos y que por lo tanto puede ser considerado como uno de sus atributos. Algunos de estos títulos son: el Libro, el Criterio, la Remembranza, el Consejo, la Luz, la Guía, la Cura, el Noble, la Madre de los Libros, la Verdad, la Amonestación, la Buena Nueva, el Libro Paulatinamente Revelado, el Conocimiento, el Claro. (Çetin, 32-36)
El Corán tiene como fin guiar a todas las personas hacia la verdad y alberga cuatro propósitos principales: demostrar la existencia de Dios y Su Unidad; establecer la Misión Profética; probar y dilucidar la vida después de la muerte en todos sus aspectos y dimensiones; y promulgar la devoción a Dios y los puntos esenciales de la justicia. Los versículos del Corán hacen hincapié principalmente en esos temas. En base a esos aspectos, en el Corán se dan: los principios de la creencia, las reglas que rigen la vida humana, información detallada sobre la Resurrección y la vida después de la muerte, preceptos relativos a la veneración a Dios, valores morales, información directa o indirecta sobre ciertos hechos científicos, los principios relativos al surgimiento y a la decadencia de las civilizaciones, esbozos sobre la historia de las naciones de antaño, etc. El Corán es asimismo una fuente de cura. Su aplicación en la vida proporciona un remedio para casi todas las enfermedades psicológicas y sociales. Es a su vez la base de diversos tratados del conocimiento: Contiene una cosmología, una epistemología, una ontología, una sociología, una psicología y una ley. Fue revelado para regular la vida humana en el mundo. No está limitado a una época, un lugar o un pueblo determinados. Es para todos los tiempos y gentes. El profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, declaró:
El Corán es más digno de alabanza para Dios que los Cielos y la Tierra, y aquellos que los habitan. La superioridad del Corán sobre el resto de las palabras y discursos es como la superioridad de Dios sobre Sus criaturas (at-Tirmizi, «Fadail al-Qur’an» 25).
El Corán es un decreto definitivo que discierne entre la verdad y la falsedad. No es un pasatiempo. Quienquiera que lo rechace a causa de su despotismo, Dios le humillará. Contiene la historia de las naciones del pasado, nuevas sobre aquellos que os sucederán en un futuro y un criterio sobre vuestros desacuerdos. Todo aquél que busque orientación y consejo en algo diferente del mismo, Dios le desviará. Es la más firme cuerda de Dios, la sabia instrucción, el Camino Recto. Es un Libro que los deseos no pueden desviar ni las lenguas pueden confundir; y del que los eruditos nunca se hastían. Nunca se derrocha ni se disipa al ser repetido, y contiene innumerables aspectos admirables. Se trata de un Libro del que no pudieron nada más que decir:
Concluiremos este asunto con la definición del Corán por parte de Bediüzzaman Said Nursi, ilustre erudito musulmán que inició un movimiento de restauración islámico en Turquía durante la primera mitad del S. XX:
El verbo QaRaA posee otro modo infinitivo, qar‘u, que significa «reunir». Por lo tanto, ciertos estudiosos opinan a su vez que qur’an significa «lo que reúne». Ha sido narrado por ‘Abdullah ibn ‘Abbas que la palabra qur’an en el versículo En verdad nos incumbe a Nosotros reunirlo (en tu corazón) y permitirte recitarlo (de memoria) (75:17), significa reunirlo y establecerlo en el corazón. Por ello, algunos afirman que ya que el Corán reúne y contiene en sí mismo el «fruto» de las anteriores Escrituras y todo el conocimiento, es nombrado por lo tanto como Qur’an (Corán).
Otros eruditos afirman que la palabra qur’an no deriva de ninguna otra. Es el nombre propio concedido al Libro que Dios, ensalzada sea Su Majestad, envió a Su Último Mensajero, la paz y las bendiciones sean con él. Imam Shafi’i sostiene dicha opinión (Abu’l-Baqa, 287; Raghib al-Isfahani 402; as-Salih [traducido], 15-18).
El Corán es la Palabra de Dios y por lo tanto eterna e increada. Pero, como libro que fue trasmitido al Profeta por el Arcángel Gabriel y compuesto por letras y palabras, recitadas, tocadas y escuchadas, no es eterno (Çetin, 30-32).
La definición general del Corán es la siguiente:
El Corán es la Palabra milagrosa de Dios revelada al profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, anotado sobre hojas y transmitido a las generaciones sucesivas por numerosos canales de transmisión dignos de confianza, y cuya recitación es un acto de veneración y una obligación durante las Oraciones diarias. (Karaman, 63)
El mes de Ramadán (es el mes) en el cual se hizo descender el Corán como guía para la humanidad y como verdades claras de la Guía y el Criterio (entre la verdad y la falsedad) (2:185).
Y este Corán no es tal que posiblemente pudiese haber sido inventado por alguien atribuyéndoselo a Dios, sino que es (un Libro Divino en) confirmación de (el origen Divino y de las verdades que aún contienen) las Revelaciones anteriores al mismo y una explicación de la Esencia de todos los Libros Divinos —en donde no hay lugar para la duda— proveniente del Señor de los mundos (10:37).
Lo hemos hecho descender como un «qur’an» (discurso) en lengua árabe para que podáis reflexionar (sobre sus significados y sus términos) y comprender (12:2).
Este Corán ciertamente guía (en todo asunto) a lo más justo y recto, y proporciona a los creyentes que obran bien y con rectitud buenas nuevas de que tendrán una enorme recompensa (17:9).
Y en verdad (revelándolo a través del lenguaje humano) hemos hecho fácil el Corán para la remembranza (de Dios, y prestar atención), entonces ¿hay alguien que recuerde y preste atención? (54:17)
Sin lugar a duda, es el más honorable Corán (recitado) bien guardado en un Libro (56:77-78).
El Corán tiene como fin guiar a todas las personas hacia la verdad y alberga cuatro propósitos principales: demostrar la existencia de Dios y Su Unidad; establecer la Misión Profética; probar y dilucidar la vida después de la muerte en todos sus aspectos y dimensiones; y promulgar la devoción a Dios y los puntos esenciales de la justicia. Los versículos del Corán hacen hincapié principalmente en esos temas. En base a esos aspectos, en el Corán se dan: los principios de la creencia, las reglas que rigen la vida humana, información detallada sobre la Resurrección y la vida después de la muerte, preceptos relativos a la veneración a Dios, valores morales, información directa o indirecta sobre ciertos hechos científicos, los principios relativos al surgimiento y a la decadencia de las civilizaciones, esbozos sobre la historia de las naciones de antaño, etc. El Corán es asimismo una fuente de cura. Su aplicación en la vida proporciona un remedio para casi todas las enfermedades psicológicas y sociales. Es a su vez la base de diversos tratados del conocimiento: Contiene una cosmología, una epistemología, una ontología, una sociología, una psicología y una ley. Fue revelado para regular la vida humana en el mundo. No está limitado a una época, un lugar o un pueblo determinados. Es para todos los tiempos y gentes. El profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, declaró:
El Corán es más digno de alabanza para Dios que los Cielos y la Tierra, y aquellos que los habitan. La superioridad del Corán sobre el resto de las palabras y discursos es como la superioridad de Dios sobre Sus criaturas (at-Tirmizi, «Fadail al-Qur’an» 25).
El Corán es un decreto definitivo que discierne entre la verdad y la falsedad. No es un pasatiempo. Quienquiera que lo rechace a causa de su despotismo, Dios le humillará. Contiene la historia de las naciones del pasado, nuevas sobre aquellos que os sucederán en un futuro y un criterio sobre vuestros desacuerdos. Todo aquél que busque orientación y consejo en algo diferente del mismo, Dios le desviará. Es la más firme cuerda de Dios, la sabia instrucción, el Camino Recto. Es un Libro que los deseos no pueden desviar ni las lenguas pueden confundir; y del que los eruditos nunca se hastían. Nunca se derrocha ni se disipa al ser repetido, y contiene innumerables aspectos admirables. Se trata de un Libro del que no pudieron nada más que decir:
«Ciertamente, hemos escuchado un Corán maravilloso que guía hacia aquello que es correcto en la creencia y la acción y de este modo, hemos creído en él». Todo aquél que hable basándose en dicha Escritura dirá la verdad; quien juzgue por medio del Corán juzgará con justicia; y quien invite a él invitará a la verdad (at-Tirmizi, «Zawab al-Qur’an», 14).
El Corán es la traducción eterna del gran Libro del Universo y el traductor imperecedero de las diversas «lenguas» en las que las Leyes Divinas de la creación y el funcionamiento del Universo están «grabados»; el intérprete de los libros del mundo visible y material y del Mundo de Lo Oculto; el descubridor de los tesoros inmateriales de los Nombres Divinos ocultos en los Cielos y en la Tierra; la llave de las verdades que subyacen bajo los acontecimientos; la Palabra de la lengua del Mundo de Lo Oculto en el mundo visible y material; el tesoro de los favores del Misericordioso y el eterno discurso del Glorioso que proviene del Mundo de Lo Oculto a través del velo de este mundo visible; el Sol de los mundos espirituales e intelectuales del Islam, así como su fundamento y plan; el mapa sagrado de los mundos del Más Allá; el expositor, el lúcido intérprete, la prueba locuaz y el claro traductor de la Esencia, los Atributos, los Nombres y los Actos Divinos; el educador e instructor de los humanos así como agua y luz del Islam, que es la verdadera y más grande humanidad; la verdadera sabiduría de la humanidad y la verdadera guía hacia su felicidad.
Para la humanidad, es un Libro de leyes, de oración, de sabiduría, de veneración y servicio a Dios, mandamientos e invitación, invocación y reflexión. Es un Libro santo que contiene libros para todas nuestras necesidades espirituales; un Libro celestial que, como una biblioteca sagrada, contiene numerosos fascículos de los que todos los santos, eminentemente veraces, eruditos puros y discernidores y todos los bien versados en el conocimiento de Dios han derivado sus propias sendas particulares, iluminando cada camino y respondiendo a las necesidades. Proveniente del Supremo Trono de Dios, originado en Su Grandioso Nombre y emanado del rango más completo de cada Nombre, el Corán es la Palabra de Dios en cuanto que es el Señor de los Mundos, y Su Decreto en cuanto que es Poseedor del título de Deidad de todas las criaturas. Es un discurso en el Nombre del Creador de los Cielos y la Tierra; una disertación desde la perspectiva del absoluto Señorío Divino; y un sermón eterno en nombre de la universal Soberanía del Supremo Glorificado. Es también un registro de los favores del Misericordioso desde el punto de vista de la Misericordia que todo lo abarca; una colección de mensajes, algunos de los cuales comienzan con una cifra; y un libro santo que habiendo descendido desde el círculo envolvente del Supremo Nombre Divino, vigila y vela por el círculo que envuelve Su Supremo Trono. Por todo ello, el título de «Palabra de Dios» ha sido (y siempre será) otorgado al Corán. Tras el Corán, vienen las Escrituras y las Páginas (o Manuscritos arrollados) enviados a otros Mensajeros. Al igual que el resto de incontables Palabras Divinas, algunas de ellas son conversaciones en forma de inspiraciones que llegan como manifestación de un aspecto particular de la Misericordia Divina, la Soberanía y el Señorío bajo un título determinado y con un sentido particular. Las inspiraciones que tienen los ángeles, los humanos y los animales varían en gran medida respecto a su universalidad o particularidad.
El Corán es un libro celestial que contiene en síntesis las Escrituras reveladas a los anteriores Profetas en distintas épocas; el contenido de los tratados de todos los santos con sus diferentes temperamentos; los libros de los purificados eruditos, cada uno de ellos siguiendo una senda propia; y los seis aspectos por los cuales son brillantes y absolutamente libres de oscuras dudas e ideas fantásticas; cuyo punto de apoyo es, con certeza, la Revelación Divina y la eterna Divina Palabra, cuyo propósito es evidentemente la eterna felicidad y cuyo interior es ostensiblemente la pura guía. Está rodeado y sustentado: desde arriba, por las luces de la fe; desde abajo, por la prueba y la evidencia; a la derecha por la sumisión del corazón y la consciencia; y a la izquierda por el reconocimiento de la razón y otras facultades del intelecto. Su fruto es, con toda certeza, la misericordia del Misericordioso y el Paraíso. Y ha sido aceptado y promovido por los ángeles y por innumerables personas y genios («yinn») a lo largo de los siglos [The Words, («Las Palabras»), «La 25ª Palabra», págs. 388-389].
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