En busca de la Realidad. La Esencia
La vuela a Casa
Para los buscadores de la Realidad el mayor reto que se nos plantea es el hecho de despojarnos de la ilusión. El principal inconveniente radica en que estamos inicialmente presos por nuestras propias estructuras del Ego.
Cuando vivimos nuestra percepción de la vida, ésta, está limitada a los estrechos márgenes de aquello que consideramos que es nuestra personalidad, que, desde la perspectiva de los que son ya libres es una pequeñísima porción de la Realidad.
Unas conductas, patrones emocionales y actitudes se repiten y repiten y repiten constantemente conformando unas creencias a las que nos apegamos y que se conformaron en los primeros años de nuestra infancia como respuesta a la interacción con nuestro entorno familiar y social, llegando a formar unos patrones de pensamiento y reacciones emocionales que iban conformando nuestra forma de entender lo que sucede en la vida, así llegamos a la conclusión de que nosotros somos un producto de nuestro pasado, y aunque no veamos a los vigilantes ni la barras, estamos en una cárcel. Una cárcel que nos limita nuestra forma de percibir la Realidad y las experiencias Reales.
La pregunta es ¿Cómo me libero de mi cárcel?
Lo paradójico aquí es el hecho de que el Ego no sólo no nos permite reconocer que estamos encarcelados a nuestra experiencia limitada, sino que además anhela la Libertad. Este sentimiento hace que podamos percibir la realidad como una insatisfacción, un sentir de que la vida está apagada, triste, con falta de sentido, anhelo de plenitud y conexión. El hecho de anhelar por un lado esa conexión a nuestra Esencia y por otro no reconocer el encarcelamiento nos lleva a la distorsión de la Realidad, con el objetivo de adaptarla a nuestra realidad totalmente ilusoria.
La percepción de la Naturaleza Divina es el estado que podríamos llamar Esencia. La Esencia es el estado de pureza en el que el humano es entregado al mundo, sin creencias ni condicionamientos. Amor puro, conexión a la Fuente y plenitud describen ese estado, es el estado del Ser.
Si experimentamos el Ser, experimentamos nuestra Esencia, que viene a ser lo que queda de nosotros después de disolver todas estas construcciones de la personalidad que nos hemos forjado para defendernos del entorno. Ese es el anhelo de nuestra Alma.
El trabajo de nuestro propio desarrollo hacia el estado de nuestra Esencia, según mi opinión, pasa por volver a conectar con nuestro estado del Ser. La conexión con la Naturaleza Divina de nuestro estado, no siendo algo extático sino más bien un estado del que puedan emerger todas las cualidades del ser humano como la creatividad, la aceptación, la paz, la claridad, la intuición, la aceptación, la inteligencia, la inocencia, la humildad, la ecuanimidad, y todos aquellos estados que nos lleven a expresarnos acorde a la Naturaleza Divina.
Uno de los requisitos para iniciar este viaje es el estar plenamente presente en nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestros pensamientos, de forma que podamos ir explorando lo que nos vayamos encontrando, muy a menudo aspectos dolorosos que deben ser sanados para continuar avanzando.
Aquí el debate intelectual no vale, este es un viaje para los héroes, aquellos que se quieran afrontar a sus fieras interiores, fieras que en algunos casos no nos van a permitir avanzar hasta que las aniquilemos, esos aniquilamientos irán produciendo de forma gradual más Visión interior y consecuentemente mas conocimiento de la Realidad. Por esta razón no es posible acceder desde el intelecto, sino que ha de ser un viaje vivencial.
En un primer estado nos volveremos conscientes de las capas más externas de nuestra personalidad, iremos descubriendo a nuestro Ego para ir avanzando hacia nuestro destino, entonces irán emergiendo capas más profundas con el objetivo de ser sanadas, entonces ese Ser se va haciendo transparente a nuestra Esencia que empieza a percibir un atisbo, un simple vislumbre de la Realidad.
Al ir avanzando nos vamos dando cuenta de que nuestra realidad no es más que una Ilusión. Nuestra propia película de ciencia ficción, cuyo guión ha estado escrito por nuestra forma de interpretar la realidad de nuestras tempranas experiencias durante la infancia. Esta realidad es tan falsa como la cualquier película de Hollywood. La física de partículas nos ha permitido descubrir que lo que nosotros percibimos como materia es en realidad una ilusión de nuestra percepción, revelando que el átomo prácticamente en un 99.9% es vacío, y que la percepción de su solidez en la materia es una ilusión de nuestra percepción. Lo mismo podemos confirmar con nuestra realidad interior.
Si conseguimos estar presentes y conectar con nuestras experiencias, así como nuestro Ser, teniendo curiosidad empezaremos a ver la Realidad sin la distorsión de nuestra ilusión de realidad. De esta forma se irán revelando niveles cada vez más profundos de nuestra Esencia, y por ende, estados de mayor creatividad, paz, amor y estados de conciencia que nos permitirán ver la Realidad libre de prejuicios de la personalidad.
La mala noticia de esto es que un trabajo espiritual sin viaje interno, resultará a una mala integración de nuestra espiritualidad, puesto que aún estaremos en nuestra particular cárcel.
Al adentrarnos en este viaje obtenemos algunas percepciones de la Realidad, y entre estas la base rectora es el Amor, toda la existencia es amorosa y estamos todos hechos de amor y somos una expresión de dicho amor. Otra es la Perfección, la naturaleza esencial de todas las cosas es perfecta y positiva, y esto nos incluye a nosotros mismos. Esta perfección se traduce en la perfección del Universo, su impulso y en que todo lo que sucede es por voluntad Divina, de forma que todo lo que acontece forma parte del patrón cambiante del universo, y que todo forma un Uno al movimiento de la totalidad.
Ese Uno es el origen, la Verdad, la Naturaleza Divina, que es la Fuente de toda manifestación, y que todas las cosas son inseparables de Él, lo que nos conduce a admitir que nuestra Naturaleza Interna es la Esencia, y que ésta debe ser liberada a través de la Auto Realización llegando a la conclusión de que nuestra percepción es una ilusión, y la dualidad Dios y mundo, o el espíritu y la materia, o incluso el ego y la Esencia son una ilusión, de forma que todas las cosas están hechas de Él.
Bienvenidos al viaje, el viaje de Vuelta a Casa.
Cuando vivimos nuestra percepción de la vida, ésta, está limitada a los estrechos márgenes de aquello que consideramos que es nuestra personalidad, que, desde la perspectiva de los que son ya libres es una pequeñísima porción de la Realidad.
Unas conductas, patrones emocionales y actitudes se repiten y repiten y repiten constantemente conformando unas creencias a las que nos apegamos y que se conformaron en los primeros años de nuestra infancia como respuesta a la interacción con nuestro entorno familiar y social, llegando a formar unos patrones de pensamiento y reacciones emocionales que iban conformando nuestra forma de entender lo que sucede en la vida, así llegamos a la conclusión de que nosotros somos un producto de nuestro pasado, y aunque no veamos a los vigilantes ni la barras, estamos en una cárcel. Una cárcel que nos limita nuestra forma de percibir la Realidad y las experiencias Reales.
La pregunta es ¿Cómo me libero de mi cárcel?
Lo paradójico aquí es el hecho de que el Ego no sólo no nos permite reconocer que estamos encarcelados a nuestra experiencia limitada, sino que además anhela la Libertad. Este sentimiento hace que podamos percibir la realidad como una insatisfacción, un sentir de que la vida está apagada, triste, con falta de sentido, anhelo de plenitud y conexión. El hecho de anhelar por un lado esa conexión a nuestra Esencia y por otro no reconocer el encarcelamiento nos lleva a la distorsión de la Realidad, con el objetivo de adaptarla a nuestra realidad totalmente ilusoria.
La percepción de la Naturaleza Divina es el estado que podríamos llamar Esencia. La Esencia es el estado de pureza en el que el humano es entregado al mundo, sin creencias ni condicionamientos. Amor puro, conexión a la Fuente y plenitud describen ese estado, es el estado del Ser.
Si experimentamos el Ser, experimentamos nuestra Esencia, que viene a ser lo que queda de nosotros después de disolver todas estas construcciones de la personalidad que nos hemos forjado para defendernos del entorno. Ese es el anhelo de nuestra Alma.
El trabajo de nuestro propio desarrollo hacia el estado de nuestra Esencia, según mi opinión, pasa por volver a conectar con nuestro estado del Ser. La conexión con la Naturaleza Divina de nuestro estado, no siendo algo extático sino más bien un estado del que puedan emerger todas las cualidades del ser humano como la creatividad, la aceptación, la paz, la claridad, la intuición, la aceptación, la inteligencia, la inocencia, la humildad, la ecuanimidad, y todos aquellos estados que nos lleven a expresarnos acorde a la Naturaleza Divina.
Uno de los requisitos para iniciar este viaje es el estar plenamente presente en nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestros pensamientos, de forma que podamos ir explorando lo que nos vayamos encontrando, muy a menudo aspectos dolorosos que deben ser sanados para continuar avanzando.
Aquí el debate intelectual no vale, este es un viaje para los héroes, aquellos que se quieran afrontar a sus fieras interiores, fieras que en algunos casos no nos van a permitir avanzar hasta que las aniquilemos, esos aniquilamientos irán produciendo de forma gradual más Visión interior y consecuentemente mas conocimiento de la Realidad. Por esta razón no es posible acceder desde el intelecto, sino que ha de ser un viaje vivencial.
En un primer estado nos volveremos conscientes de las capas más externas de nuestra personalidad, iremos descubriendo a nuestro Ego para ir avanzando hacia nuestro destino, entonces irán emergiendo capas más profundas con el objetivo de ser sanadas, entonces ese Ser se va haciendo transparente a nuestra Esencia que empieza a percibir un atisbo, un simple vislumbre de la Realidad.
Al ir avanzando nos vamos dando cuenta de que nuestra realidad no es más que una Ilusión. Nuestra propia película de ciencia ficción, cuyo guión ha estado escrito por nuestra forma de interpretar la realidad de nuestras tempranas experiencias durante la infancia. Esta realidad es tan falsa como la cualquier película de Hollywood. La física de partículas nos ha permitido descubrir que lo que nosotros percibimos como materia es en realidad una ilusión de nuestra percepción, revelando que el átomo prácticamente en un 99.9% es vacío, y que la percepción de su solidez en la materia es una ilusión de nuestra percepción. Lo mismo podemos confirmar con nuestra realidad interior.
Si conseguimos estar presentes y conectar con nuestras experiencias, así como nuestro Ser, teniendo curiosidad empezaremos a ver la Realidad sin la distorsión de nuestra ilusión de realidad. De esta forma se irán revelando niveles cada vez más profundos de nuestra Esencia, y por ende, estados de mayor creatividad, paz, amor y estados de conciencia que nos permitirán ver la Realidad libre de prejuicios de la personalidad.
La mala noticia de esto es que un trabajo espiritual sin viaje interno, resultará a una mala integración de nuestra espiritualidad, puesto que aún estaremos en nuestra particular cárcel.
Al adentrarnos en este viaje obtenemos algunas percepciones de la Realidad, y entre estas la base rectora es el Amor, toda la existencia es amorosa y estamos todos hechos de amor y somos una expresión de dicho amor. Otra es la Perfección, la naturaleza esencial de todas las cosas es perfecta y positiva, y esto nos incluye a nosotros mismos. Esta perfección se traduce en la perfección del Universo, su impulso y en que todo lo que sucede es por voluntad Divina, de forma que todo lo que acontece forma parte del patrón cambiante del universo, y que todo forma un Uno al movimiento de la totalidad.
Ese Uno es el origen, la Verdad, la Naturaleza Divina, que es la Fuente de toda manifestación, y que todas las cosas son inseparables de Él, lo que nos conduce a admitir que nuestra Naturaleza Interna es la Esencia, y que ésta debe ser liberada a través de la Auto Realización llegando a la conclusión de que nuestra percepción es una ilusión, y la dualidad Dios y mundo, o el espíritu y la materia, o incluso el ego y la Esencia son una ilusión, de forma que todas las cosas están hechas de Él.
Bienvenidos al viaje, el viaje de Vuelta a Casa.
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